Uno de los mejores indicadores de la salud de una organización es la lealtad de sus componentes. Muchas empresas tienen empleados leales y muchas tienen clientes incondicionales, cuantos más, mejor la salud de la organización por regla general.
La situación contraria, cuantos más detractores peor, y el peor de todos es aquel que trabaja desde dentro en contra de la propia organización. La desaparición de papeles importantes del caso Marea no es más que otro episodio de un sistema de justicia en el que no cree nadie. Esta no es la primera vez que se borra contenido de ordenadores, que se producen filtraciones de secretos de sumario o que sencillamente se roba la evidencia.
Doy por sentado que los juzgados no tienen su puerta abierta de par en par 24 horas al día sin ningún tipo de vigilancia. Así que la conclusión más lógica es que estas cosas se hacen desde dentro y eso es un síntoma muy malo.
Un síntoma de la corrupción física y ética que impregna al sistema de justicia español, que voy a recordar es uno de los pilares de la separación de poderes. A esto unimos unas leyes ineficientes, irreales y anticuadas que casi perjudican más que protegen al ciudadano.
Empiezo a preguntarme seriamente si España está peor que Venezuela y se está convirtiendo también en un estado fallido.