Dicen los círculos de su partido que la alcaldesa podía haberle prometido ir en el número 6 de la lista electoral, pero es posible que ahora se halla visto desplazado más allá de la posición 10. Es decir, se vería enviado a la frontera del lado oscuro donde uno puede perder su silla si el partido no consigue suficientes concejales. Sería el fin de los privilegios, prebendas y teléfonos móviles.
Y más allá, la nada, el vacío infinito. Oscuridad, frío y soledad.