viernes, 4 de febrero de 2011

Una predicción sobre Cascos y su partido

Todo el mundo dice lo arriesgado que es hacer cualquier tipo de predicción en política y más si hablamos de resultados electorales. Como a mi me gustan los retos me pondré a prueba y veremos dentro de unos meses cuan acertado estuve. El tema es un poco largo, así que paciencia.

¿Cual será el efecto de Cascos y su partido en la elecciones asturianas? Yo creo que tiene dos grandes componentes, el autonómico y el municipal.

El autonómico presenta el mayor reto. Que Cascos despierta pasiones encontradas ya lo sabiamos y en las úlimas semanas ha quedado más claro que nunca, y aquí está la gran debilidad y fortaleza del proyecto, que es un proyecto alrededor de una sola persona. Lo que probablemente ocurra es que muchos votos vayan a parar a Cascos y su formación; la pregunta del millón es que votos serán esos. No hay duda de que una parte vendrá de actuales votantes del PP, y no hay duda de que le hara cierto daño electoral a nivel autonómico. También arrastrará a otros votantes, sobre todo los apáticos que tienden a la abstención e incluso a los relativamente apolíticos que sencillamente quieren ver fuera del gobierno a un PSOE muy desgastado y golpeado por la corrupción en lo que parece la Andalucía del norte.

Sin embargo la clave de las elecciones autonómicas es la ignorancia de la mayoría del electorado acerca del sistema de reparto de votos. La mayoría de la gente no sabe de leyes, para eso contratamos abogados, y la ley electoral es eso, una ley. Arrastrados por la pasión levantada por el propio Cascos en la mente de la mayoría de la gente un voto es un voto, pero en la ley electoral española un voto no es exactemente un voto. La ley electoral se rige por un complejo sistema de distribución y porcentajes de voto (el llamado sistema D'Hondt), así, dependiendo de su circunscripción electoral su voto sencillamente puede no valer nada, ya que los candidatos necesitarán un mínimo de votos por zona para que éstos sean válidos. Dicho de una manera más sencilla, muchos de los votos que irán a parar a Cascos sencillamente se desperdiciarán.

¿Confuso? Lo diré con otras palabras. La pregunta clave no es si Cascos quiere ser el Presidente del Principado (claro que quiere), la pregunta correcta es si tiene alguna opción de serlo. La respuesta es NO. Es matemáticamente imposible de acuerdo con el sistema de voto existente.

La predicción. Cascos conoce perfectamente el sistema de ditribución de votos, y sabe que para ganar las elecciones necesita que le voten todos los votantes del PP de toda Asturias más un buen número de votos de indecisos, de gente que normalmente se abstiene y ¿del PSOE?. Es decir, no tiene opción alguna de ganar las elecciones, y él lo sabe. ¿Qué ocurrirá entonces? Muy sencillo, él sabe que ha creado un gran efecto mediático y sabe que captará votos, y sabe que eso le garantizará sacarse su propio escaño y probablemente nada más al margen del daño que pueda querer inflingir al PP aún a costa de porder dejar la región cuatro años más en manos del socialismo e IU. Es decir, todo parece que usará a los ilusionados electores por el cambio para garantizarse su silla y se acabó. No hay más.

Las elecciones municipales, la otra parte de la historia, ofrecen opciones nulas para el partido de Cascos, principalmente porque Cascos no se presenta a ningún Ayuntamiento. Los candidatos de cada pueblo por el partido de Cascos serán ex del PP, decontentos y gente que se quedó en la cuneta política y ademas formarán grupos enfrentados internamente. La mayoría no despertará mucho interés y los votos de buena voluntad que vayan a ellos seguramente se perderán sin más.

En definitiva, es un poco el mismo efecto que Rosa Díez. Ella sabe que nunca podrá ser Presidenta del Gobierno de España, pero mientras mantenga el tirón de unos miles de votantes se seguirá asegurando su asiento y su estipendio.

Clístenes
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