Acabo de ver las fotos de unos terroristas atacando trenes con bombas caseras, incendiando barricadas, atacando a la policía e incluso sedes de un partido político legítimo y elegido por abrumadora mayoría por todos los españoles. Claro que como no es su partido entonces los resultados no cuentan. La imagen parece propia del Líbano o de Afganistán, pero no, se trata de Asturias.
Todo lo que está ocurriendo aquí en la legislación de cualquier país se clasifica como terrorismo. Aquí no pasa nada, no hay ley ni respeto ni nada. Sólo la escenificación de un estado fallido.
El gobierno regional del PSOE calla mientras el resto de ciudadanos no puede ir a trabajar con normalidad, ni desplazarse con normalidad ni nada, porque además de interesarle, si leen el manual básico del socialismo verán que la lucha armada está aceptada cual yihad. Otro tanto ocurre con los sindicatos que no han abierto la boca para decir que el tema se está saliendo de madre. No pasa nada.
Los responsables deberían ser juzgados por terrorismo, la kale-borroka del Pais Vasco es de menor intensidad que lo que estamos viendo en Asturias. No pasa nada.
Lo curioso es lo que se defiende. Los privilegios ridículos de de un sector deficitario y en pérdidas constantes al que se le dijo ya allá por 1982 que se le iban a acabar las ayudas. Ayudas que sólo sirven para pagar sueldos y jubilaciones millonarias a unos tipos que ahí donde los ven tienen un Mercedes o un BMW en el garaje y que viven de un PER estratosférico mientras el resto de los asturianos de a pie no llegan ni a mileuristas. A mi me parece una obscenidad reclamar algo así.
Volveré a sintonizar los canales de la TV por si acaso estoy viendo Al-Jazzera por error. Sólo falta el fantasma de Bin Laden con un casco de Hunosa y al lado de Vila para rematar la yihad santo-minera.